La restricción de crecimiento fetal es un tema muy delicado y relativamente común. Se da cuando el bebé no está creciendo como debería y una vez que se detecta, el embarazo pasa a ser de alto riesgo (EAR).
¿Por qué un EAR?
Porque es peligroso para el bebé, pero detectado a tiempo y con tratamiento puede revertirse, dependiendo de origen de la patología y las condiciones de cada bebé y su madre.
La restricción de crecimiento no suele ser fácil, ya que en la medición del bebé no sólo influye la edad fetal, sino también el potencial genético, lo que se puede confundir si no se asocian todas variables, de ahí la necesidad de contar con profesionales expertos que puedan hacer un diagnóstico adecuado.
Una vez que se confirma el diagnóstico, significa que el bebé tiene una malnutrición y es necesario comenzar a monitorear su evolución a través de exámenes y ecografías de vigilancia. Esto, junto con un tratamiento para la madre que incluye reposo y cambio de alimentación; cada caso va a depender de la evolución e intensidad de la patología.
Las gente, muchas veces, asocia esta patología con un nacimiento prematuro del bebé, ya que al no estar creciendo adecuadamente en el útero, debe salir. Sin embargo esto no necesariamente es así. En muchos casos los bebés llegan a término y la alternativa de sacarlos antes, va a depender de la gravedad de cada caso.
Mi sugerencia es informarse, controlarse ojalá desde la preconcepción, no saltarse sus controles ni exámenes ni ecografías; ya que desde la prevención podemos solucionar y ocuparnos al momento de alguna emergencia.